La Fuerza Aérea de EE.UU... ¡quiere bombardear la atmósfera!

La explosión de bombas de plasma en plena ionosfera permitiría a la US Air Force dar un paso de gigante en el desarrollo de sus comunicaciones por radio. ¿Cuál es la explicación científica de este plan? La Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF) ha concedido tres contratos a tres equipos diferentes, para que compitan en la creación de un sistema con el que detonar bombas de plasma en las capas superiores de la atmósfera. Una operación para la que es necesario emplear microsatélites CubeSat. Mediante esta práctica, la Fuerza Aérea pretende mejorar la calidad de las señales de radio en largas distancias. 

El razonamiento detrás de la idea se basa en las diferencias entre las horas de noche y las de día en las capas superiores de la atmósfera. Por la noche, las partículas cargadas de la ionosfera (situada unos 60 km por encima de nuestras cabezas) aumentan su densidad, fenómeno que facilita considerablemente la transmisión de señales. Para que las señales de radio circulen por el planeta, se hace indispensable que suban hasta las capas de la atmósfera, pues de lo contrario se encontrarían con el obstáculo de la curvatura de la Tierra, que les impediría recorrer más de 70 km sin perderse. El satélite CubeSat serviría para transportar el gas ionizado a la atmósfera y, mediante la explosión de las bombas de plasma, expandirlo incluso en horas diurnas. Así, las señales de radio circularían con menos obstáculos y los efectos del viento solar en los sistemas de GPS se verían reducidos. Es más, este método podría incluso bloquear las comunicaciones por satélite de terceros países.

Los equipos participantes han encontrado caminos diferentes. El grupo 'General Sciences', de Pensilvania, apuesta por provocar una reacción química al calentar una pieza de metal más allá de su punto de ebullición, lo que daría lugar a una reacción del metal evaporado con el oxígeno atmosférico; en cambio, el grupo 'Enig Associates of Bethesda' (de Maryland) se decanta por calentar la ieza de metal haciendo explotar una pequeña bomba en el interior del sistema, cuya energía liberada podría ser convertida en energía eléctrica.

Entonces, ¿por qué no ha sido ya puesto en marcha? El primer problema está en la construcción del generador de plasma necesario que, como el satélite, tiene que ser muy pequeño (de unos 10 cm3). El segundo problema es de cálculo: resulta realmente difícil estimar cuánto plasma hace falta para lograr el efecto deseado y cómo distribuirlo una vez ha sido lanzado. En cambio, otra forma de generar plasma en la atmósfera viene usándose desde hace tiempo: el HAARP (el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia) estimula la ionosfera con radiación emitida desde sus antenas. (Jesús.R.G.)
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