Misil Yakhont
El
submarino nuclear del proyecto 885 es la quintaesencia de todos los
trabajos diseñados por el complejo industrial militar ruso durante
los más de 50 años dedicados a la construcción naval. Este
buque consta de un casco de acero no magnético ultrarresistente que
le permite sumergirse a una profundidad de más de 600 metros (un
submarino ordinario no baja de los 300 metros), lo que hace que sea
casi inalcanzable para cualquier tipo de armamento antisubmarino
actual.
La
velocidad máxima que puede alcanzar este sumergible de propulsión
nuclear equivale a más de 30 nudos (cerca de 60 km/h). Está
equipado con una cámara de rescate flotante con capacidad para
alojar a toda la tripulación. Según
afirman los ingenieros rusos, el modelo 'Yasen' no solo es más
sigiloso que el discreto submarino ruso de clase 'Akula' (Proyecto
971),
sino que también supera al moderno submarino nuclear norteamericano
Sea Wolf. Además,
a diferencia de estos, el nuevo lanzamisiles será más eficaz
gracias al armamento de que dispone, varios tipos de misiles de
crucero y torpedos, y será capaz de ejecutar una gama más amplia de
misiones marítimas.
Temibles
Los
submarinos 'Akula' constituyen la base de la flota rusa de
sumergibles polivalentes de ataque y están diseñados para
operaciones de incursión en las comunicaciones marítimas. Al
ser prácticamente inaudibles en las profundidades del océano, su
eficacia frente a buques de transporte y de guerra es equiparable;
además están capacitados para efectuar ataques con misiles de
crucero contra las infraestructuras costeras del enemigo.
Recientemente,
se advirtió la presencia de un submarino 'Akula' a 200 millas de las
costas de EE.UU y Canadá, lo que despertó la alarma entre los militares de ambos países. Tras
descubrir a los ‘visitantes’, ni unos y ni otros fueron capaces
de rastrear su ruta de desplazamiento, lo que de hecho les planteó
serias preocupaciones. A bordo del 'Akula' viajan 28 unidades del
misil de crucero 'Kh-55 Granat', análogo del norteamericano
Tomahawk, capaces de recorrer 3.000 kilómetros y depositar ojivas
nucleares de 200 kilotones en el punto exacto.
Invulnerables
El
principal complejo de ataque del 'Yasen' es el último misil de
crucero supersónico ruso 'P-800 Onix'. Existen otras dos versiones
idénticas en apariencia, el Yajont ruso y el BrahMos indio, basadas
en este misil para los mercados de exportación, pero el rendimiento
de combate de estas es más reducido. Estos
aparatos se pueden lanzar desde debajo del agua. Su velocidad de
vuelo es de 750 metros por segundo y transportan en su interior una
devastadora ojiva explosiva de media tonelada. Pueden recorrer una
distancia superior a los 600 kilómetros.
El
Onix alcanza su objetivo con ayuda de un sistema de navegación que
se guía por unas coordenadas introducidas en el misil antes del
lanzamiento. En
un punto de la trayectoria predeterminado (25-80 kilómetros), se
conecta la cabeza de tipo ‘dispara y olvida’ de los misiles, que
determina la ubicación exacta del objetivo. Más
adelante, esta cabeza se activará cuando se haya producido un
descenso hasta una altura de 5 a 15 metros y queden segundos contados
para el impacto con el enemigo. Este sistema está pensado para que,
una vez detectado el lanzamiento del misil, el enemigo no pueda
inhibir su señal mediante interferencias electrónicas.
‘Una
manada de lobos’
Su
velocidad moderada y su protección frente a las contramedidas
electrónicas hacen del Onix un arma supermoderna. El
misil, lanzado desde el submarino, encuentra por sí solo el
objetivo. Una vez que ha definido su posición, ‘espera’ a que el
‘último compañero salga de la guarida’. A
continuación, los misiles se alinean como si se tratase de una
manada de lobos y comienzan a ‘perseguir a su presa’. Los
ingenieros no han querido dar detalles sobre este momento, pero serán
los mismos misiles quienes decidan cuál de ellos, cómo y sobre qué
objetivo se centrará su ataque.
La
‘manada’ de misiles distribuirá por sí sola estos objetivos,
los clasificará según el grado de importancia, seleccionará la
táctica de ataque y su plan de ejecución. Para
evitar errores, se ha colocado un dispositivo de cálculo electrónico
en los misiles con información sobre todos los tipos de
embarcaciones actuales. Entre otros datos, se incluye información
puramente táctica sobre, por ejemplo, el tipo de nave. Esto
permite a los misiles reconocer el objeto que tienen delante —un
convoy, un portaaviones o un grupo anfibio—, y después atacar los
objetivos principales del grupo. El dispositivo electrónico del Onix
también incluye información de defensa contra los medios de combate
electrónico del adversario, capaces de desviar los misiles de su
objetivo, y sobre tácticas de evasión de los medios de defensa
antiaérea.
Como
ocurre en una manada de lobos real, los misiles deciden de forma
autónoma cuál de ellos está al mando, quién ataca y a quién se
reserva el papel de señuelo, para atraer la atención de la aviación
y de los sistemas de defensa antiaérea del enemigo. Tras
eliminar al objetivo principal, los misiles restantes redistribuyen
de inmediato las distintas misiones de ataque y comienzan a destruir
las demás embarcaciones. Ningún buque del mundo es capaz de
esquivar el ataque de un Onix. Aunque los radares de las naves sí
están capacitados para detectar el lanzamiento de uno de estos
misiles, ninguna resistencia a su impacto resulta efectiva. Su
velocidad y las maniobras continuas efectuadas en la superficie hacen
que sea prácticamente imposible interceptarlos con ayuda de los
sistemas de defensa antiaérea o la aviación.
Universales
Otra
ventaja de los misiles Onix consiste en que pueden ser instalados en
distintos portadores. En Rusia no solo se instalan en submarinos,
sino también en buques de superficie y plataformas terrestres
móviles, como los sistemas de defensa costera Bastión. Es
precisamente la presencia de estos sistemas en Siria lo que preocupa
hoy a Washington.
También
está previsto incluir misiles Onix en los cazas de la familia
Su-30MK y los últimos cazabombarderos Su-34. Pero lo más importante
es que ya está en camino la generación que sigue a los misiles
Onix. Se trata del primer misil hipersónico de combate Tsirkon. Está
previsto que se empiecen a probar a partir del año que viene.
Fuente: http://rusiahoy.com/
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