La industria de Defensa brasileña espera doblar su tamaño en la próxima década.

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Con los incentivos fiscales anunciados por el Gobierno brasileño, el sector de la defensa estima crear 23.000 empleos directos en los próximos diez años, lo que significa dos veces más de la cifra actual, según ABIMDE (Associação Brasileira das Indústrias de Materiais de Defesa e Segurança). La industria de bélica brasileña recibió en la semana pasada la mejor noticia desde el lanzamiento de la Estrategia Nacional de Defensa en 2008. La presidenta Dilma Rousseff firmó una medida provisional que exenta al sector del Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI), de la Contribución para Financiación de la Seguridad Social (Cofins) y del Programa de Integración Social (PIS) durante cinco años.

De acuerdo con el Gobierno federal, esto va a constituir una reducción de media del 30% del total de impuestos que inciden sobre la cadena productiva, un aliento en un país donde la carga tributaria es una de las principales reclamaciones de los empresarios, junto con el cambio dólar y una infraestructura precaria.

“ABIMDE estima que las nuevas normas deberán posibilitar la generación de 23.000 empleos directos y 90.000 indirectos en un periodo de diez años”, según opinión del presidente de la asociación, Orlando José Ferreira Neto.

En la práctica, se prevé que el sector doble su tamaño. A día de hoy, de acuerdo con informaciones de la citada agrupación empresarial que reúne 144 compañías, la industria genera 25.000 puestos de trabajo directos y 100.000 indirectos.

Acuerdos empresariales
Pero no es sólo por medio de las compras gubernamentales e incentivos fiscales por donde esta industria recibe el apoyo del poder público. Existe diner del Estado también en la financiación de proyectos.

Empresas brasileñas como Optovac e Iacit, por ejemplo, cuentan con recursos de entidades como la Fundación de Amparo e Investigación del Estado de São Paulo (Fapesp) y la Financiadora de Estudos e Projetos (Finep), órgano del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Los acuerdos internacionales con transferencia de tecnología son también esenciales para la industria brasileña. Entre los casos más conocidos se encuentran el desarrollo del avión de transporte militar y reabastecimiento en vuelo KC-390 de Embraer, que tiene proveedores de diferentes países, el acuerdo de Brasil con Francia para la construcción de cuatro submarinos convencionales y uno nuclear, así como la gran encomienda estatal de helicópteros a Helibras, compañía brasileña controlada por la europea Eurocopter (EADS).

De acuerdo con Ferreira Neto, a partir de la Estrategia Nacional de Defensa, los proyectos de mayor calado de las Fuerzas Armadas brasileña, van a representar por lo menos 40.000 millones de dólares en los próximos diez años. Para atender otras necesidades militares el valor puede llegara a los 120.000 millones de dólares, según el presidente de ABIMDE, haciendo una estimación “conservadora”.

“Nuestras empresas aumentan las exportaciones de los productos de Defensa y Seguridad, aumentan el tejido entre los ministerios de Defensa y de Justicia, específicamente en función de la vigilancia de fronteras, en definitiva, el escenario es prometedor”, concluye el vicepresidente ejecutivo de la asociación Carlos Afonso Pierantoni.

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