EE. UU. PREOCUPADO POR LOS POSIBLES EFECTOS DE LA RADIACIÓN EN SUS SOLDADOS.

Miles de militares estadounidenses que se encuentran en Japón participan con los demás equipos de rescate en las tareas de recuperación de las graves consecuencias del terremoto. Mientras tanto, en Estados Unidos crece la preocupación por los posibles efectos de la radiación en los soldados y sus familias.

El pánico generalizado sobre la contaminación radioactiva causada por la central atómica de Fukushima-1 se observa en dos frentes estadounidenses. Por una parte, la opinión pública empieza a cuestionar la presencia norteamericana en Japón ante el peligro radioactivo. Por otra, la industria atómica privada intenta hacer una operación de control de daños de cara a los legisladores estadounidenses para continuar recibiendo jugosos contratos para la construcción de nuevas centrales nuclear en el país.

Tras varios reportes de que algunas bases e individuos estadounidenses en Japón habrían detectado niveles de radiación fuera de lo normal, la opinión pública del país empieza a exigir que sus ciudadanos sean repatriados inmediatamente. Pero esta no será una labor fácil: fuentes del Ministerio de Defensa citan que más de 50.000 operarios militares norteamericanos están en estos momentos en tierra nipona. La situación es aun más complicada si se tiene en cuenta que muchos de los contingentes con asignaciones de largo plazo viven en las bases con sus familias.

El tratado de cooperación bilateral de seguridad firmado entre EE. UU. y Japón en 1960 establece que las fuerzas estadounidenses pueden ocupar territorios específicos dentro de Japón y sus islas para establecer bases militares. Las fuerzas norteamericanas tienen por lo menos 90 instalaciones en la tierra del Sol Naciente. En el caso de Okinawa, éstas ocupan un 75% de la isla.

Mientras tanto la industria privada atómica estadounidense está intentando que el gobierno no congele los multimillonarios fondos federales que permiten la asignación de contratistas privados para el desarrollo de nuevas centrales nucleares. 

Sin embargo, esto es algo que el presidente Barack Obama ha considerado como una necesidad en estos momentos y su decisión se fundamenta en que tras los sucesos de Japón, varios organismos y expertos han empezado a replantearse si Estados Unidos podría sobrellevar un desastre nuclear tras un cataclismo similar al de Japón. En todo caso, esa pregunta aun permanece abierta a interpretaciones y ante esto, solo queda esperar la acción y respuesta de los políticos estadounidenses.

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