La exportación de estos primeros seis meses
asciende a unos 5.600 millones de dólares. Más significativa aún resulta otra
de las cifras publicadas: la cartera de contratos cerrados por los exportadores
rusos ha alcanzado un nivel sin precedentes de 50.000 millones de dólares. Esto
significa que, si se mantiene el volumen de suministros de 2013 (lo que
equivale a 15.000 millones de dólares), las empresas acumulan trabajo para tres
años. El año pasado
no solo el suministro alcanzó unas cifras récord, sino también el número de
nuevas contrataciones. El valor de los nuevos acuerdos cerrados alcanzó, al
parecer, los 18.000 millones de dólares, lo que constituye también un récord. La exportación de armamento es realmente un
sector en el que Rusia está mostrando un progreso que supera con creces su
potencial industrial y tecnológico real.
Ni nuevo ni barato
Este fenómeno no tiene una explicación
sencilla. Los principales motores de crecimiento de la exportación militar en
la década del 2000 y más aún en los años 90 se han agotado ya o están a punto
de hacerlo. En primer lugar, han empeorado drásticamente
las condiciones de trabajo en los mercados ancla de China y la India, que en
los mejores años abarcaban hasta el 80% del suministro ruso. China está
desarrollando su propia industria de defensa nacional a un ritmo vertiginoso,
mientras que la India promueve una política de diversificación de las fuentes
extranjeras de armamento. El potencial de modernización de los sistemas
de defensa de fabricación soviética está en declive. Esto significa que incluso
la venta de cazas, submarinos y tanques sometidos a una profunda
modernización, pero cuyo diseño fue concebido en los años 60-80 del siglo
pasado, se hace cada vez más difícil. Y la mayoría de los sistemas de nueva
generación que se están desarrollando ahora no están listos aún para una
exportación inminente.
Otro de los factores que caracterizaban la alta competitividad del armamento ruso su relativo bajo coste también es cosa del pasado. La alta inflación industrial y los crecientes costes han ejercido una fuerte influencia en el crecimiento de los precios del armamento ruso. Ha quedado atrás también la que fue una eficiente herramienta de promoción para la tecnología militar rusa en el mercado mundial: el suministro de armas con cargo a la liquidación de la deuda soviética. En años puntuales, la proporción de tales suministros alcanzó el 22% del valor total de las exportaciones militares y el uso de dicho mecanismo permitió a Rusia penetrar en mercados de difícil acceso en términos políticos para Moscú como el surcoreano o el de los estados centroeuropeos incluidos en la OTAN, especialmente Hungría. Pero la deuda soviética ya está saldada y, por consiguiente, ya no es posible hacer uso del mecanismo de liquidación de deuda a costa del suministro de armamento.
No a los créditos
Rusia es reacia a conceder créditos a sus
clientes. En contra de la opinión extendida, Moscú muestra bastante cautela en
la concesión de créditos para la compra de tecnología militar de fabricación
rusa. Actualmente, la concesión de estos créditos viene precedida por un
análisis exhaustivo de la solvencia del prestatario. De modo que de la cartera
de contratos actual (cuyo valor se estima en 50.000 millones de dólares)
probablemente solo entre un cinco y un siete por ciento se financia a base de
créditos rusos.
Tampoco resulta tan beneficiosa para la
exportación la adquisición a gran escala de armamento promovida por el
Ministerio de Defensa ruso en los último cuatro o cinco años. Suele pensarse
que la existencia de un pedido interno de un modelo de equipamiento
armamentístico determinado facilita su salida al mercado exterior. Sin embargo,
en la práctica aún no se ha confirmado la veracidad de esta afirmación, en
apariencia tan lógica y evidente. Desde 1996 la India, Malasia y Argelia han
encargado casi 300 cazas Su-30MKI, antes de que las fuerzas armadas rusas
adquiriesen estos aparatos en 2012. Mientras que el modelo más moderno Su-35, que ya cuenta con un pedido de 48 unidades de las fuerzas aéreas rusas, aún no
se ha vendido en el exterior.
Lo importante es la imagen del
vendedor
Parece que los factores fundamentales no
favorecen el fortalecimiento de la posición de Rusia en el mercado
armamentístico. Sin embargo, la exportación crece en términos nominales y, como
mínimo, no disminuye en volumen real. ¿Entonces, que es lo que mueve las ventas? Hay
un explicación coherente para ello: la exportación militar rusa se mantiene a
altos niveles gracias a una dura, por no decir agresiva, e independiente
política exterior. El armamento es un producto muy específico.
La imagen
política exterior del vendedor, así como la percepción que tiene el comprador
de su poder a nivel global, resultan incluso más importantes que las
propiedades ‘de consumo’ de la mercancía y que el precio. Y en este sentido, parece que la concesión de
asilo a Edward Snowden,
el apoyo a Basher Al-Asad y la reunificación de Crimea compensan a ojos del importador la brecha tecnológica que separa a Rusia de
Europa o de una China increíblemente poderosa en términos industriales y
financieros. La soberanía real (y no solo declarada, como
la de los satélites europeos de EE UU) de Rusia constituye el principal
estímulo para la compra de armamento ruso por parte del resto de países. (Jesús.R.G.)
Fuente: http://es.rbth.com/
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