Navantia consigue el contrato para el diseño de un buque LHD para Turquía.


El “Juan Carlos I” atracado en Estambul en 2011, cuando fue conocido directamente por la Armada turca La oferta de Navantia ha resultado elegida en el concurso convocado por el Gobierno de Turquía para la construcción de un buque LHD. La compañía española se se hace con un encargo valorado en 140 millones de euros y que corresponde a la transferencia de tecnología para la construcción del buque en los astilleros turcos de la compañía Sedef, la principal contratista. Este éxito se traduce en unas 800.000 horas de ingeniería para los astilleros de la ría de Ferrol. Según el comunicado que ayer, pasadas las ocho de la tarde, difundió la compañía pública, la Subsecretaría de Industrias de Defensa (SSM) del Gobierno turco anunció que va a abrir negociaciones con el primer seleccionado en el proceso de licitación, el equipo formado por Sedef y Navantia. 

El grupo español proporcionará el diseño del buque, la transferencia de tecnología y asistencia técnica a los astilleros turcos para la construcción allí del LHD y de cuatro lanchas LCM-1E. Además Navantia suministrará una serie de equipos y sistemas, como los motores, la turbina y el Sistema Integrado de Control de Plataforma. En el mismo comunicado se indica que el contrato proporcionará a los astilleros de Fene-Ferrol y San Fernando-Puerto Real cerca de 800.000 horas de trabajo aunque fundamentalmente corresponden a la ría, puesto que se trata de la ingeniería del buque y al sur le tocaría el diseño de las lanchas. Además, el encargo dotará de 50.000 horas de ocupación a Navantia Sistemas y de 28.000 a la Fábrica de Motores. No se indica ninguna previsión sobre cuándo se firmará el contrato y comenzará, por tanto, el trabajo. Navantia concurrió al proceso de licitación en asociación con los astilleros del importante grupo industrial turco Sedef y, aunque en principio fueron siete las propuestas iniciales, solo otras dos, las de la británica BMT y la firma China Shipbuilding Industry, concurrieron en la fase final. Las ofertas se presentaron a mediados de 2011, casi coincidiendo con la oportuna visita del LHD “Juan Carlos I” al puerto de Estambul. 


El buque de la Armada Española aprovechó su crucero de resistencia para apoyar a la industria nacional y permaneció en aquel puerto durante varios días, en los que pudo ser conocido a fondo por altos responsables de la Marina turca. Estuvieron allí el entonces consejero delegado de Navantia, Luis Cacho, y el que era secretario de Estado de Defensa, Constantito Méndez. En aquellas fechas se esperaba que el concurso tuviera una pronta resolución. Se daba un plazo aproximado de seis meses, aunque la realidad es que se ha demorado dos años y medio en los que la ingeniería española mantuvo siempre el puesto de favorita por sus dimensiones se pedía un barco de más de 25.000 toneladas de desplazamiento, lo que dejó fuera al Mistral francés en este caso y por sus prestaciones. Dichas opciones se vieron todavía más reforzadas a la vuelta del verano, cuando el Gobierno de Ankara rescindió un contrato para la construcción de corbetas al astillero RMK, que concurría al concurso del anfibio con la ingeniería británica BMT y que se perfilaba como el principal competidor. Efectivamente, la opción elegida ha sido la de Sedef y Navantia y la Armada turca señala como segunda opción la propuesta de la compañía china con los astilleros nacionales Desan. 

Otras opciones 

Aunque el contrato es para la transferencia de tecnología y son los astilleros turcos del grupo Sedef los que van a construir el buque, experiencias anteriores dejan abierta la expectativa de que esta colaboración traiga finalmente a los astilleros ferrolanos algún trabajo de construcción. Cabe recordar que en el caso de las fragatas noruegas el plan inicial era construir tres de ellas en factorías nórdicas o, más recientemente, que los australianos han confiado a Navantia la ejecución de los cinco bloques más complejos de sus destructores AWD. 

La noticia del contrato, aunque sin fecha de ratificación, llega en un momento en el que los astilleros de la ría acaban de quedarse sin ninguna ocupación en la división de nueva construcción y cuando casi ha culminado el proceso de desmantelamiento de la industria auxiliar. Las 800.000 horas de trabajo para el área de ingeniería no representan ni de lejos una solución para los astilleros de la ría, pero devuelven la actividad a la oficina técnica y confirman la competitividad de Navantia en un nuevo mercado, el turco, en el que también concurre con sus fragatas F-100

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