El barco inspirado en ‘Star Wars’, el mayor fracaso de la Marina de EEUU: 37.000 millones de inversión y no funciona.


Se dice pronto, pero la cifra es mareante: Estados Unidos lleva invertidos 37.000 millones de dólares en un espectacular barco de última tecnología inspirado en los destructores espaciales con los que el Imperio trataba de sofocar la revolución en la saga de ‘Star Wars’ que no funciona. El programa Litoral Combat Ships (LSC) es un fracaso, el mayor de la Marina estadounidense hasta la fecha, según ha admitido el senador de Arizona –y excandidato a la presidencia del país– John McCain.  

“Tenemos que solucionar los problemas o tomar una decisión drástica, y rápido”, ha asegurado McCain esta misma semana. Esta nueva generación de navíos de combate estaba llamada a ser “uno de los programas más importantes de defensa” de Estados Unidos, según afirmó el secretario de la Armada, Roy Mabus, en la presentación del proyecto. En teoría, debían ser capaces de alcanzar una velocidad punta de 50 nudos –unos 90 kilómetros por hora– lo que, unido un armamento de última generación, los convertirían en un efectivo arma de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico en la costa del Pacífico. Inicialmente se encargó a distintas compañías la fabricación de 52 unidades y se contaba con que los Litoral Combat Ships fueran un tercio de la fuerza naval de combate estadounidense en 2028. Hasta la fecha únicamente se han entregado cuatro unidades y el programa acumula más de un año de retraso sobre el peor de los calendarios previstos en el plan de desarrollo. Además, los barcos ya estrenados no dejan de acumular problemas y averías. 

Frágiles y poco funcionales 
El último en botarse, el USS Independence, fue fabricado por la compañía australiana General Dynamics Corporation y ha costado cerca de 440 millones de dólares. Este prototipo, que fue entregado al Ejército estadounidense a principios de 2011, es la viva prueba de que los LSC están a años luz de cumplir con las expectativas puestas en ellos. El mayor problema del Independence es su fragilidad. Un estudio independiente publicado en la web de agencia de noticias 'Bloomberg' asegura que sería incapaz de resistir un impacto de un misil enemigo sin quedar inservible o hundirse. Un verdadero problema cuando la mayoría de los piratas y narcotraficantes cuentan con armas pesadas en sus embarcaciones. 

Bastaría con un certero disparo lanzacohetes para hacer que el Independence y sus 40 tripulantes descasasen en el fondo del océano. Además, la cacareada funcionalidad de los Litoral Combat Ships es poco menos que cuestionable: se suponía que estos barcos eran capaces de servir como dragaminas, antisubmarinos y de combatir en la superficie dando apoyo y transporte a la infantería con unos ligeros cambios que se podían hacer sobre la marcha. Sin embargo, la tozuda realidad ha demostrado que en cambiar de un modo a otro de acción se tarda nada menos que 96 horas en las que se requiere a toda la tripulación adaptando el navío. Y, cuatro días en un conflicto armado son demasiado tiempo.

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