Corea del Norte exige el fin de las sanciones para negociar el plan nuclear.


Tras semanas de retórica bélica y amenazas, Corea del Norte da signos de querer volver a la mesa de negociaciones. Pero lo ha hecho con una posición dura de entrada. Pyongyang ha comunicado este jueves una lista con las condiciones que exige a Estados Unidos y Corea del Sur para retomar las conversaciones destinadas a disipar la tensión en la península coreana, que vive una de las peores crisis desde el fin de la guerra de Corea (1950-1953). El régimen de Kim Jong-un pide, entre otros, el levantamiento de las sanciones y la cancelación de las maniobras militares conjuntas entre Washington y Seúl.

El anuncio, realizado por la Comisión Nacional de Defensa y difundido por la agencia oficial norcoreana KCNA, afirma también que el proceso de desnuclearización de la península podrá comenzar cuando Estados Unidos haya retirado todas las armas atómicas que, según Pyongyang, ha desplegado en la región. “El diálogo y las acciones de guerra no pueden coexistir”, señala el comunicado del máximo órgano militar norcoreano. “Si Estados Unidos y la marioneta del Sur tienen el menor deseo de evitar un golpe de mazo de nuestro ejército y nuestro pueblo (…) y de verdad desean el diálogo y las negociaciones, deben tomar una decisión de forma resuelta”. La lista de demandas -encabezada con la exigencia de una disculpa general por todas las “acciones provocadoras” emprendidas contra el Norte hasta ahora- ha sido rechazada rápidamente por Seúl, que ha calificado las peticiones de “lamentables” y “estereotipadas”. Estados Unidos ha ofrecido repetidas veces conversaciones a Pyongyang, con la condición de que cumpla los compromisos de desarme anteriores y las negociaciones conduzcan al abandono de su programa de armas atómicas. 

El Norte considera sus armas nucleares una “valiosa espada”, garante de su seguridad, y ha dicho que nunca las abandonará. Corea del Sur también ha propuesto conversaciones al Norte, pero este las ha calificado de insinceras y las ha rechazado. El comunicado norcoreano señala que las sanciones han sido “inventadas con razones injustas” y deben ser eliminadas. “Hacer esto sería una prueba de buena voluntad hacia la República Popular Democrática de Corea (nombre oficial de Corea del Norte)”. Y añade: “La desnuclearización de la península coreana puede comenzar con la retirada de las herramientas de guerra atómica traídas por Estados Unidos y puede conducir a un desarme nuclear global”. El régimen norcoreano ha respondido con ira a la imposición de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU por haber lanzado un cohete en diciembre pasado y haber llevado a cabo una prueba nuclear en febrero. Además, está furioso por las maniobras militares que periódicamente efectúan Washington y Seúl en la región, como las anuales que comenzaron a principios de marzo y está previsto que acaben a finales de abril. De ahí que, para reanudar el diálogo, exige el fin de los ejercicios militares, que considera un ensayo de invasión de su territorio. 

“Maniobras frecuentes de guerra atómica solo tensarán las situación y bloquearán por completo la vía del diálogo”, señala. También exige que Seúl ponga fin a sus declaraciones contra el Norte, como la reciente acusación de que está detrás del ciberataque sufrido el mes pasado por bancos y medios de comunicación surcoreanos, que afectó a decenas de miles de ordenadores y servidores. Pyongyang tiene un largo currículo de ciclos de amenazas para lograr concesiones, y volver a la carga una vez obtenidas. Pero tanto Seúl como Washington han dicho esta vez que esa pauta debe acabar. “Creo que la combinación de imprevisibilidad en el comportamiento del nuevo líder, retórica exacerbada, y el hecho de que el último ensayo de misil y la última prueba nuclear parezcan haber sido en cierto modo un éxito significa que la situación actual es diferente a otras en el pasado”, explica Victor Cha, director de Estudios Asiáticos en la Universidad Georgetown (Washington). “La salida a esta crisis no está clara. Dudo que la Administración (del presidente estadounidense Barack) Obama esté interesada en la diplomacia en este momento, lo que significa que el peso para tomar la iniciativa caerá en la nueva presidenta de Corea del Sur (Park Geun-Hye). 

Ella quiere edificar la confianza con el Norte como base para avanzar, pero la experiencia muestra que al Norte le gusta probar a los nuevos presidentes de Corea del Sur con provocaciones más que con diplomacia”. Pekín ha vuelto a insistir en que el diálogo y las consultas son la única vía correcta para resolver la crisis. Durante las últimas semanas, Pyongyang ha amenazado con ataques de misiles y nucleares a su vecino del Sur y a Estados Unidos. Los servicios de inteligencia de Washington y Seúl creen que está listo para disparar “en cualquier momento” un misil Musudan, que tiene un alcance de 3.000 a 4.000 kilómetros, lo que le permitiría alcanzar Corea del Sur, Japón y la isla estadounidense de Guam, en el Pacífico. El disparo no se produjo como esperaban muchos analistas el lunes pasado, 15 de abril, 101 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte y abuelo de Kim Jong-un. Victor Cha cree que podría tener lugar entre ahora y la primera semana de mayo, cuando Park Geun-Hye tiene previsto viajar a Washington y entrevistarse con Obama.

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