Nanotecnologías pueden ayudar a la recuperación de heridas cerebrales traumáticas.

Un nuevo tratamiento potencial para las heridas cerebrales traumáticas ha mostrado su eficacia en estudios de laboratorio. Las heridass cerebrales traumáticas afectan cada año a miles de soldados, a víctimas de accidentes de automóvil, atletas y a otros tipos de víctimas, y se producen cuando personas reciben un golpe violento en la cabeza, que hace que el cerebro choque con el interior del cráneo, bien sea por un disparo, por una explosión en las proximidades o por un choque. 

Aproximadamente entre un 25%-50% de las personas reconocen haber sufrido una herida cerebral leve o conmoción a lo largo de su vida y, en Estados Unidos, más de un millón de personas van anualmente a los servicios de urgencia de los hospitales por este tipo de heridas, que puedan causar graves daños a los que las han sufrido. El Ejército estadounidense ha impulsado numerosos programas para realizar un diagnóstico temprano de estas heridas, ya que entre el 2000 y el 2010 más de 178.000 soldados han sido diagnosticados con estas heridas, y busca un posible tratamiento para las mismas, sin que hasta la fecha se hayan conseguidos tratamientos efectivos. En un artículo publicado en el diario ACS Nano, de la American Chemical Society, Thomas Kent, James Tour y otros investigadores señalan que las heridas cerebrales traumáticas perturban el suministro de oxígeno al cerebro. Dado que el cerebro, que representa el 2% del peso de los seres humanos y consume el 20% del oxígeno, cualquier pequeña conmoción puede tener graves consecuencias. 

Y así la disminución del flujo sanguíneo al cerebro y la resucitación provocan un aumento de los radicales libres que pueden destruir las neuronas.  Estos investigadores han buscado un nuevo enfoque para tratar las heridas cerebrales traumáticas, mediante nanopartículas, que han sido probadas con éxito en laboratorio. Las nanopartículas denominadas PEG-HCC actuaron, en pruebas con ratas, como antioxidantes restaurando rápidamente el flujo sanguíneo al cerebro, tras maniobras de resucitación después de haberse producido una herida cerebral traumática. Según los investigadores, que habían sido financiados por el Departamento de Defensa, la National Science Foundation y los National Institutes of Health, afirman que el hallazgo es de la mayor importancia para mejorar la salud de los pacientes en condiciones clínicas relevantes durante las maniobras de resucitación y tiene implicaciones directas para las víctimas actuales de heridas cerebrales traumáticas en Afganistán.

Fuente: http://www.revistatenea.es/

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