Rusia : El futuro de la aviación del Ejército.

Los planes de producción en serie del Ka-52 fueron anunciados en 2006 y entonces el helicóptero se planeaba como aparato de apoyo a las unidades especiales. Su suponía que de los trescientos helicópteros de combate que debía recibir la aviación del Ejército durante el proceso de modernización, los Ka-52 deberían ser entre setenta y ochenta, y la mayor parte correspondería a los helicópteros Mi-28N. Hoy por hoy la situación ha cambiado. En general, para las Fuerzas Aéreas de Rusia y la aviación de la Marina se adquirirán hasta 2020 unos cuatrocientos helicópteros de combate, de los cuales ya se han suministrado entre ochenta y noventa aparatos. A la vez, al día de hoy se han firmado contratos de compra de cerca de un centenar de helicópteros Mi-28N, de unos cincuenta Mi-35 (variante modernizada del Mi-24) y ciento cuarenta Ka-52 para la aviación del Ejército.

Teniendo en cuenta que para la aviación marítima se tiene prevista la compra de unos ochenta Ka-52, el total de helicópteros de este tipo superará las doscientas unidades, de tal modo y teniendo en cuenta los futuros encargos de Mi-28, el Ka-52 será un helicóptero no menos numeroso. Las discusiones sobre qué aparato deberá conformar en el futuro la base de las unidades de helicópteros de combate de las fuerzas terrestres comenzaron en la Unión Soviética aún antes de los primeros vuelos de los Mi-28 y Ka-50 en 1982. Ambas partes presentaban sus argumentos, el platillo de la balanza balanceaba, y hacia finales de los años ochenta se inclinó a favor de la máquina de la Oficina de Proyectos y Diseños Kámov. Luego la URSS se desintegró y la renovación del parque de la aviación del Ejército quedó relegada. Años antes del derrumbe de la URSS la Oficina de Proyectos y Diseños Mil exhibió el helicóptero perfeccionado Mi-28A con un sistema avanzado de puntería. Luego se inició el diseño del Mi-28N, un helicóptero de combate que no depende de las condiciones del tiempo y superior al aparato inicial de Kámov por las posibilidades de sus equipos.

Por su parte, la Oficina Kámov, con frecuencia criticada por el Ka-50 de una plaza (muchos especialistas opinan que el piloto no puede conducir el helicóptero y paralelamente utilizar el armamento con eficacia), diseñó la variante de dos plazas Ka-52. Como resultado esta máquina ingresó en el programa estatal de armamentos, primero para los años 2006-2015 y luego para 2011-2020. La fabricación simultánea de varios modelos de armas para una misma misión, que se diferenciaban considerablemente entre sí, era en su tiempo una maldición para el sector soviético de la defensa, y muchos suponen que con la elección paralela del Ka-52 y el Mi-28 para su producción en serie se vuelve a cometer el mismo error. En parte así es, pero existen no pocos argumentos a favor de la decisión tomada.

Ante todo, el Ka-52 y el Mi-28 se diferencian objetivamente por sus características. Se considera que la máquina de Kámov está mejor adaptada para las acciones de combate sobre el mar (por eso se ha optado por el Ka-52 para equipar los buques tipo Mistral) y en las montañas. Al mismo tiempo, el Mi-28N, en virtud de su mejor blindaje y de sus posibilidades de detectar radares es más conveniente para las acciones militares en el teatro europeo contra los ejércitos dotados de un sistema desarrollado de defensa antiaérea. Además, el Ka-52 y el Mi-28 tienen mucho de común: desde las instalaciones propulsoras hasta los armamentos, lo que disminuye los posibles problemas de mantenimiento técnico de dos tipos de helicópteros a la vez. Sin embargo, la situación económica y política en Rusia es la que influye en mayor grado sobre la suerte del Ka-52. La fabricación en serie de esta máquina obedece en buen grado a la necesidad de mantener la fábrica de helicópteros de Arséniev, que es una de las pocas empresas altamente tecnológicas del Territorio ruso de Primorie.

De hecho, la industria de la defensa es hoy la única rama en Rusia objetivamente capaz de diseñar y fabricar artículos de nivel mundial. Es más, en buena medida dicho nivel lo determinan las características del arma rusa. Sin duda alguna, el Ka-52 y el Mi-28 son unos de los mejores helicópteros de combate del mundo, y la búsqueda de una fórmula de compromiso en esta situación era natural. También desempeñó un gran papel la necesidad de rearmar lo antes posible las Fuerzas Armadas con armamento moderno. Lamentablemente, ni la empresa Rostvertol (Mi-28), ni la fábrica Progress (Ka-52) no están en condiciones de lanzar en serie en el acto la cantidad de helicópteros necesaria y con nivel de calidad necesario. En tales condiciones, la opción por un modelo puede dilatar los ritmos de renovación de la aviación del Ejército a un grado inadmisible.

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