Guerras afganas, ¿expansión política o económica?.

Afganistán siempre ha sido un territorio de disputas entre las grandes potencias mundiales. En el siglo XIX entre Gran Bretaña y el Imperio Ruso, que lo veían como un punto estratégico en su avance hacia la India, lo que le costó al país tres guerras.

En 1919, cuando finalmente tuvo su independencia y fue el primer país del mundo que reconoció a la apenas formada República Socialista Federativa Soviética de Rusia como un Estado, se convirtió en un área de combate entre la ideología comunista y la resistencia occidental a la expansión del 'terror rojo'.

En 1973 hubo un golpe de Estado que acabó con la monarquía. En 1978 tuvo lugar la revolución que llevó al poder al Partido Democrático Popular de Afganistán, una fuerza comunista prosoviética. En 1979 tuvo lugar otro golpe de Estado y el nuevo líder no tenía la confianza de las autoridades soviéticas. Bajo el pretexto de ayudar al Gobierno comunista a suprimir la revuelta, la URSS introdujo tropas en el territorio afgano y permanecieron allí una década.

En 2001, EE. UU. apeló al argumento de que Afganistán alojó al autor de los atentados del 11 de septiembre, Osama  bin Laden, y empezó su operación militar en el país. Las tropas norteamericanas aún siguen en territorio afgano. La campaña ya le ha costado a los contribuyentes estadounidenses en torno a 1,25 billones de dólares.

Ante  la crisis de la deuda estatal, la vulnerable situación en los mercados de valores y la amenaza de una segunda recesión, las críticas de la política afgana de EE. UU. se vuelven cada día más drásticas. Pero, ¿no será que estos gastos podrían ser compensados? ¿No será ese dinero una de las inversiones a largo plazo más prometedoras en la historia de la economía mundial?

Un informe reciente del Servicio Geológico de EE. UU. (USGS, por sus siglas en inglés) hace volver a plantearse a qué se deben realmente las incesantes guerras afganas: ¿A la lucha por las libertades humanas? ¿A la división de esferas de influencia? ¿O a una necesidad vital de país 'agresor' de acabar con todos los problemas económicos de una vez?

USGS publicó resultados de su trabajo en Afganistán durante los dos últimos años, en los que se ha dedicado a investigar el potencial de los yacimientos minerales en 24 zonas del país. Los resultados impresionan. Aseguran que el yacimiento de Zarkashan, en la provincia de Gazni, no fue estimado debidamente por los especialistas soviéticos durante la intervención de la URSS en Afganistán y que el valor real del cobre y el oro que contiene podría llegar a los 30.000 millones de dólares, y eso aparte de los depósitos de zinc, aluminio, azufre y wolframio.

Un yacimiento en la zona fronteriza entre las provincias de Kandahar y Zābul podría contener 28.469.200 kilos de cobre, 724.010 de molibdeno, 9.067 de plata y 682 de oro. En la frontera entre las provincias de Zābul y Baghlan se detectó la presencia de aluminio (4.535.000 kilos). Otro yacimiento en la zona fronteriza entre las provincias de Kandahar y Lawgar podría tener, al menos, 16.880.000 kilos de cobre y 600.000 de cobalto.

Uno de los yacimientos más importantes es el de Bamyan, en la provincia de Baġlān. El USGS estima que podría dar a sus explotadores hasta 226.000 millones de kilos de hierro. Otro yacimiento importante es el de Badajshán, en la frontera afgana con Tayikistán. Contiene lazurita, wolframio, oro, aluminio, cinc y azufre (tiene hasta 6.000.000 kilos). Pero su mayor depósito es de hierro, aunque de menor cantidad que Bamyan, de 178.000.000 kilos.

Según estimaron los especialistas del USGS, los yacimientos afganos de mármol tienen hasta 130.000 millones de kilos del mineral. Detectaron también la presencia de tierras raras, niobio, uranio y torio, en primer lugar.


Descubrieron, además, un nuevo yacimiento de cobre en Baljab, en la provincia de Sar-e Pol. Predicen que un período de 5 años sería suficiente para convertirlo en una importante mina. Los especialistas advierten que todo esto es solo una pequeña porción de lo que han descubierto en Afganistán. El país que, por una u otra razón, obtenga ventaja a la hora de contribuir en la exploración de las riquezas naturales afganas, sin duda alguna podrá resolver muchos problemas de su propia economía.

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